ORULA


Orula es el Orisa de la omnisciencia y la sabiduría, el que conoce los destinos de los hombres y la humanidad. Ifá es el código, el lenguaje sagrado a través del cual Olorun, Orunmila, los Orisas y los Ancestros hacen llegar sus mandatos a los seres humanos. Ifá es la parte dinámica de Orunmila, la que interactúa con el medio, la que estructura el sistema religioso, la que canaliza los oráculos y las transformaciones. Ifá y Orunmila son dos entidades en una sola, es la bipolaridad sagrada, la antigua sabiduría y el Asé. Ifá vive en Orunmila, y éste vive en Ifá, y ambos son una misma entidad. Sin embargo, existen varios puntos de vista acerca de la figura de Ifá dentro del contexto religioso yoruba. Hay quienes lo perciben de la manera expuesta en el párrafo anterior, hay quienes simplemente lo asocian con un sistema litúrgico y de adivinación, y hay otros que lo han "humanizado" basándose en algunas leyendas de la rica tradición oral. Pero para nosotros, los seguidores de la Religión Yoruba Tradicional y/o Ancestral, Ifá representa exactamente todo lo expresado en el párrafo primero. A continuación brindamos una de las leyendas yorubas que "humanizan" y deifican a Ifá, reconociéndole como profeta enviado po Orunmila a La Tierra.
Ifá Agbonniregun.
"Él fue llamado Setilu; su padre carnal Oroko y, su madre carnal Alayeru. Vio la luz como ser humano de La Tierra en una humilde y desconocida aldea africana ubicada en un lugar del imperio yoruba que, muchos años después de su desaparición física los hombres denominarían Usi. Pero gran parte de la infancia de Setilu transcurrió en otro pueblo africano que, posteriormente sería conocido por Nupe. Cuando vino al mundo material sus ojos no veían, nació ciego y con un cuerpo deforme, razón por la cual sus padres, Ante semejante infortunio y siguiendo la costumbre de la época, en los primeros momentos tuvieron la intención de sacrificarle quitándole la vida por la carga que representaría en un futuro para la numerosa familia.
Sin embargo, a pesar de que su espíritu había encarnado en cuerpo tan imperfecto, razón demás para incrementar la vergüenza y la honda preocupación de sus progenitores terrenales, finalmente en ellos primó el natural instinto progenitor y, éstos perdonaron la vida del muchacho, lo que dio oportunidad a éste para dar feliz inicio a su sagrada misión terrenal. Durante los primeros años de la infancia, su invidencia fue sobradamente compensada por la trascendental sabiduría que por inspiración divina recibía de Orunmila, deidad de la cual era una proyección espiritual entre las criaturas de Los Mundos, y en particular de la Tierra. Obviamente, como ser humano dotado de un espíritu elegido, fue investido de grandes conocimientos que, desde muy temprana edad asombraron a todos, lo cual le permitió destacar sobre las demás criaturas de su tiempo. Sus extraordinarios poderes para conocer el futuro de los hombres y, para salvar sus propias vidas ante el flagelo de los avatares del destino y las enfermedades, le colocaron en posición social muy ventajosa dentro del reino yoruba; gracias a ello, con el de cursar de los años, llegó a ser respetado y venerado por reyes, príncipes, nobles y, criaturas en general.
Sus palabras fueron escuchadas con admiración y respeto por todos, porque sus mensajes y vaticinios se cumplían a cabalidad, por obra y gracia del Orisa de la omnisciencia y la sabiduría, Orunmila. Día tras día y, año tras año, dio a conocer la obra del único Ser Supremo que han conocido y conocerán los hombres y deidades de todo el universo; enseñó sus doctrinas y sentó las bases de la adoración a los Orisas. Estructuró y organizó el sistema religioso yoruba en todos los territorios del imperio. Su prédica le hizo llegar a ciudades que serían conocidas más tarde por Owo, Itase y Ado, siendo en los territorios de esta última localidad donde perfeccionó gran parte del conocimiento y la práctica del complejo sistema doctrinario de la Religión Tradicional y/o Ancestral Yoruba.
Finalmente extendió su labor a la ciudad sagrada de Ilé-Ifé, reino del Alafín Oduduwa, lugar donde finalmente consolidó toda su labor religiosa. Su trabajo en Ilé-Ifé fue conocido y respetado por todos, y sus enseñanzas sobre el culto a Olorun y a los Orisas crecieron alcanzando proporciones que le colmaron de gran satisfacción. Gracias a estas enseñanzas, los yorubas aprendieron a amar y a utilizar la Naturaleza en beneficio de la comunidad; de igual manera se solidificó la verdadera ciencia del culto a Olorun, los Orisas, y los Egungun, Oku Orun o Ancestros. Como consecuencia de su repentina aparición en Ilé-Ifé, y del trabajo misionero que desplegó allí, su nombre terrenal Setilu no fue pronunciado jamás, debido a que la mayoría de los yorubas le creyeron descendiente directo de los Orisas. Sin embargo, en su defecto, indistintamente fue bautizado por sus seguidores como "Agbonniregun" e "Ifá", ambos nombres haciendo referencia a alguien dotado de grandes conocimientos sobrenaturales, lo cual se correspondía con su labor como médico, profeta y sabio a la vez. Por esto último, sería deificado posteriormente por los hombres después de su muerte física, cuando su espíritu hubo abandonado el mundo material, cumpliéndose así el vaticinio de Orunmila, relativo a las atribuciones indebidas que se toman los hombres al convertir en deidades a semejantes. Ifá fue médico y sabio consejero de Oduduwa, Alafín (rey) de Ilé-Ifé y sacerdote principal del reino yoruba. Hizo construir su Templo Sagrado en la cima del monte Oke Itase, el cual devino en centro principal de adoración a Olorun, Orunmila y, el resto de los Orisas.
Él no fue el creador de la Religión de los Orisas yorubas, tal y como creyeron muchos, pero por obra y gracia de Orunmila, sí fue su organizador, a la vez que, mensajero y profeta de la sabia deidad en Los Mundos de la creación y, en este caso en la Tierra. Fue un Espíritu perteneciente a la corte de la sabia y poderosa divinidad de la sabiduría y la omnisciencia; personifico al mensajero que viene a Los Mundos en distintas épocas a educar a las criaturas en el arte de amar a Dios y a los Orisas, cuando la espiritualidad, el amor, y la solidaridad entre los hombres comienzan a debilitarse. Entre los seres humanos su misión se correspondió con enjuiciar y, estimular la evolución de las conciencias por medio de una filosofía sin igual. Estableció las enseñanzas de los rituales místicos y, elevó el sentido de la moralidad religiosa y espiritual. Su trabajo también consistió en lograr que las almas encarnadas como seres humanos obtuviesen la alineación espiritual (Iwa Pele), necesaria que les permitiera alcanzar el estado de la unión divina, fundiendo su conciencia con el espíritu y la moral sagradas. Enseñó a los hombres cómo unificar la conciencia terrenal y celestial, en busca de la sabiduría y la realización interna, esencia primera a la que deben retornar todas las almas para lograr un grado superior de perfeccionamiento.
De esa manera, esas almas contribuirían posteriormente a la ardua tarea de buscar el equilibrio entre los demás seres creados. Buscó encauzar al hombre hacia lo místico y lo verdaderamente espiritual; hacia el amor, la fe, la entrega desinteresada y la devoción, alejándolo cada vez más de la ignorancia del ocultismo y de las fuerzas del mal (Ajogun), que desvían a las almas del sagrado camino de la perfección. En el Templo Sagrado de Oke Itase recibió de Orunmila la más destacada y magistral de sus enseñanzas; Las Dieciséis Revelaciones u Odus, cuerpo básico de conocimientos que abarca los grandes códigos secretos de la creación del universo, los Orisas, Las Almas o Entes Vitales y, los destinos de la humanidad que habita en Los Mundos. Todo ello le sirvió para establecer las definitivas bases de la enseñanza, a los que después de él en este mundo, serían los sabios sacerdotes y/o sacerdotisas de Orunmila (babalawos e iyaonifas), encargados de dar continuidad a la obra religiosa que en aquel tiempo Él consolidó para las futuras generaciones.
Ya bajo el reinado del Alafin Ofiran en el trono de Oyó, inició la enseñanza de sus primeros dieciséis discípulos, la cual se extendió por espacio de siete años. A cada uno especializó en los secretos de la sabiduría de cada Odu que, antes le habían sido revelados a él por la divinidad; por esta razón, al consagrarles mediante el acto de iniciación religiosa que denominó "Asentamiento de Ifá u Orunmila", les bautizó con el nombre respectivo de cada Odu, en cuyos cuerpos de conocimientos se habían especializado los futuros sacerdotes.
A su vez, éstos la legasen a sus discípulos, estos últimos a los suyos y, así sucesivamente de generación en generación, de manera que, estos sagrados secretos religiosos fuesen la fuente inagotable del conocimiento trascendental de cada sacerdote de Orunmila, a fin de que éstos pudiesen educar y ayudar al prójimo de acuerdo a las enseñanzas originales dictadas a él por la deidad durante la vida encarnada que le correspondió vivir entre los hombres. Después de su muerte física, o de la separación definitiva de su alma de la imperfecta materia que temporalmente ocupó, el cuerpo de las enseñanzas y doctrinas que él impartió, las que a su vez, a él les fueran reveladas por la deidad, fue bautizado por los hombres con el nombre de "Corpus Ifá".
En Los Mundos Ifá representó a la divinidad, porque fue un espíritu a su divino servicio, pero él solo fue el profeta, el que transmitió a los hombres los mensajes de la sabia deidad que representó; por ello, siempre se dirá que Orunmila subyace en Ifá entre los hombres, e Ifá en Orunmila, como un simple servidor de éste, allá, en la morada de los Orisas.
De cualquier manera, en las revelaciones recibidas de Ifá como Maestro y Gran Organizador de la Religión de los Orisas Yorubas, en ellas lega a sus sacerdotes, trascendentales conocimientos que deberían guardar para siempre como lo más sagrado y puro de sus vidas, a la vez que, aspiró a que éstos supiesen aplicar dicha sabiduría en bien de la humanidad, así como traspasarla a las generaciones venideras de los futuros sacerdotes".